domingo, 15 de febrero de 2009

UNA DEFENSA FRAGIL


El PP no resolverá sus problemas con imágenes de falsa unidad ante el enemigo exterior

La fotografía de familia que arropó a Mariano Rajoy durante la comparecencia pública para denunciar la supuesta existencia de una conspiración política y judicial contra los populares no cerró la crisis del partido, sino que dejó patente su manifiesta gravedad. Si nadie en el seno del Partido Popular considerase el liderazgo de su actual presidente como un desafortunado paréntesis, la presencia en el estrado de la calle Génova de barones regionales y altos cargos de la dirección habría resultado innecesaria. La decisión de exhibir un cierre de filas se debía a que, con anterioridad, no sólo se habían mostrado en desorden, sino que se habían enzarzado en una lucha cainita que amenazaba con bloquear la tarea de oposición durante un largo periodo.
PP(Partido Popular)
A FONDO
Sede:
Madrid (España)
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El electorado suele censurar la división en los partidos, pero falta por ver que apoye la imagen de una unidad conseguida en torno a cualquier iniciativa. El juez Garzón y el ministro Bermejo cometieron un error al aceptar la invitación a una montería: el ejercicio del poder exige deslindar con extremo rigor la esfera pública y privada de quienes lo ejercen. Pero este error constituye una base extremadamente frágil para que el PP pretenda reconstruir su unidad a partir de una reacción desproporcionada contra él; entre otras razones, porque la simple coincidencia en un acto social al que ni el ministro ni el magistrado debían haber asistido no es prueba de una colusión entre el Ejecutivo y el Judicial. Si los barones que han estado al acecho de la caída de Rajoy, haciendo, además, cuanto está en su mano por acelerarla, aceptaron comparecer junto a él, fue en razón de sus exclusivos intereses. Eran ellos, y no Rajoy, quienes más ganaban con la escenografía, pues conseguían esconder tras la imagen de la falsa unidad unos problemas que les afectan en exclusiva. En aras de pacificar las aguas interiores, Rajoy se ha subrogado políticamente, y ha subrogado al PP, en la responsabilidad por los casos de corrupción que investiga la Audiencia Nacional y, de paso, en asuntos pendientes de esclarecer como el espionaje.
Hasta el momento, las diligencias instruidas por Garzón han alcanzado al consejero López Viejo de la Comunidad de Madrid y a otro cargo aforado del Gobierno de Valencia, además de varios ediles y antiguos responsables municipales del PP. Tras la reacción de esta semana, los populares han preferido dar curso al viejo instinto de declararse atacados antes que a preservar la honorabilidad del partido desmarcándose de cualquier persona o grupo sobre los que recaigan fundadas sospechas de corrupción. Es un viaje de corto recorrido, que deja la suerte política de la principal fuerza de oposición en manos de los avances de la justicia. La difícil decisión de desmarcarse de los encausados se convertirá desde ahora en un desgaste político con cuentagotas, dependiendo de los hechos que vaya estableciendo la justicia. Y lo que se necesita es, por el contrario, una oposición capaz de elevar el debate político hasta los niveles de rigor y de responsabilidad que exigen estos tiempos de crisis.

lunes, 9 de febrero de 2009

PALESTINA


Estoy más que consternada con todo lo que está ocurriendo en Gaza...cada día las noticias son más terribles e inquietantes y me siento realmente impotente de no poder hacer nada. El pasado sábado estuve en la manifestación en apoyo al pueblo palestino y supongo que el próximo sábado día 17 de enero asistiré a la que está convocada (a las seis en la Plaza de San Agustín). Me parece terrible que hace unos años se atacara Irak alegando que había armas de destrucción masiva y que ahora si que se estén utilizando armas de este tipo y que la comunidad internacional no esté haciendo NADA. Dos médicos noruegos y otros facultativos de asociaciones que están participando en las pocas ayudas que llegan a suelo palestino han manifestado que el ejército israelí está utilizando fósforo blanco y armamento prohibido. Desde luego que los ataques de Hamás no tienen sentido y debe ser horrible vivir en suelo israelí soportando ataques continuos, pero la solución no es una masacre de inocentes, porque eso no soluciona nada, sólo aporta más odio. Llevo días pensando en todo el aparato ideológico que se generó a partir de la Segunda Guerra Mundial, todos los pensadores judíos exiliados que escribieron sobre uno de los episodios más terroríficos de la historia de la humanidad y me pregunto si ese "pensar", ese aparato ideológico va inevitablemente unido al capital, al tener una cierta posición social que te permita no sólo exiliarte, sino simplemente "pensar", publicar esos pensamientos y con ello, azotar conciencias. ¿¿Qué pensadores palestinos podrán escribir sobre este episodio terrorífico y azotar conciencias??,¿¿Qué directores de cine palestinos exiliados podrán hacer películas comerciales sobre todo esto y hacer llorar a la gente??......Siento decir esto pero me siento terriblemente engañada por la historia, estoy cansada de historias de holocausto y de salvadores americanos. Porque va y son ellos los que están utilizando armas de última tecnología y consecuencias horribles con una impunidad total!!!!!!!!Se me ponen los pelos de punta porque, ¿qué podemos hacer?.Al final voy a creer a Sloterdijk y el próximo paso es que controlen nuestras mentes......Al fin y al cabo mientras nos han obligado a centrarnos en Irak y sus armas de destrucción masiva han tenido tiempo de perfeccionarlas ellos mismos.Y a ellos quien les para??Si se han erigido como estandartes de la justicia humana cuando no tienen en cuenta ningún tipo de moralidad.Pero bueno, su mejor justificación es que son el pueblo elegido por Dios....Así que ahí los tenemos con su teocracia radical disfrazada masacrando a aquellos que les molestan.En fin, que me parece terrible. "Ojo por ojo y el mundo acabará ciego".....Así nos va. Os pido que acudáis a la manifestación del sábado. POR LA PAZ Y NO A NINGUNA GUERRA!!


Maria Dolores Hinojosa

ESPIONAJE EN MADRID Y DECENCIA DEMOCRÁTICA


JOAQUÍN CALOMARDE


Berlin pensaba que la decencia es inherente a la práctica política de la democracia; yo también.
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Enfrascado en luchas de poder, el PP sigue sin ocupar el espacio del centro liberal y reformista
Les confieso que no me resulta fácil escribir este artículo: el Partido Popular fue mi partido desde 1990 hasta mi abandono del mismo en 2007. O sea, 17 años. Mucho tiempo, incluso para la política.
Lo abandoné en un momento aciago de la VIII Legislatura, cuando Rajoy y la dirección del partido ordenaron un boicoteo al Grupo PRISA. Un gesto político insólito en las democracias occidentales europeas -no digamos en la estadounidense- por parte del principal partido de la oposición.
Manifesté en sede parlamentaria, y en rueda de prensa, mis razones de fondo para alejarme de la que había sido mi casa durante tantos años (fundamentalmente, discrepancias profundas con el discurso oficial del PP sobre la supuesta conspiración en los atentados del 11-M, su constante afirmación de la rendición del Gobierno de la nación ante ETA y el desquiciado y permanente Se rompe España). El día 29 de marzo de 2007 publiqué en EL PAÍS una tribuna, El Partido Popular necesario, que me valió todo tipo de reacciones por parte de los que habían sido mis compañeros. Todo ello, para mí, ya es historia.
Entonces, ¿por qué hablo hoy de nuevo de estas cosas? Pues porque sigo con enorme atención, y preocupación, las informaciones aparecidas respecto al presunto caso de espionaje en la Comunidad de Madrid. Naturalmente no seré yo, apartado de la política de partido y de las actividades que ella entraña, quien diga una sola palabra referida a un asunto que está subjudice. Pero sí deseo hacerlo respecto a la posible repercusión política en el seno del Partido Popular y, sobre todo, sobre lo negativo de tal asunto (sea cual sea su desenlace final) para nuestro sistema parlamentario y de partidos.
Este sucedido evidencia de forma clara una lucha feroz por el poder en el seno del Partido Popular, en la que sus protagonistas no reparan en medios. Es evidente que ese proceder, en la antesala de tres procesos electorales, resulta letal para el Partido Popular, y enormemente negativo para nuestra democracia parlamentaria y política. En un momento de profunda crisis económica como el presente, en el que gran parte de la ciudadanía española precisa palabras, gestos y actitudes de confianza e ilusión, ansia por conquistar el porvenir y palabras de aliento para el presente, me llena de una especial tristeza, lo confieso, el observar cómo esta tarea, que debería ser la principal responsabilidad política del Partido Popular en el Parlamento como primera fuerza de oposición, se ve desdibujada y malbaratada por tan infaustas luchas por el poder interno en el seno del partido, y por tan escasa decencia democrática por parte de algunos de sus más relevantes dirigentes.
Suscribo de nuevo todas y cada una de las palabras que escribí en El Partido Popular necesario, y estoy absolutamente convencido de que muchos militantes, votantes y simpatizantes de esa formación podrían hoy hacerlas suyas. España precisa un Partido Popular con verdadero sentido de Estado, y más en estos momentos. No se trata de no criticar al Gobierno, claro que no: ésa es la labor legítima de la oposición parlamentaria. Pero sí de procurar la mayor concurrencia en todo lo tocante a la política económica nacional de España, que es un asunto mayor y de gran calado de Estado para todas las fuerzas políticas en la actualidad, y en el mediato futuro.
Nos la jugamos como país. Y el Partido Popular, que es un gran partido de la democracia española, con una legitimidad histórica incuestionable, con un presente importante desde el punto de vista de su representación parlamentaria, y con un futuro que sólo él debe contribuir a forjar, debería estar -y hoy, como ayer, no lo está- a la altura de las circunstancias. Eso es lo que, a buen seguro, le demandan sus votantes, sus militantes, sus simpatizantes y, en general, el conjunto democrático de la sociedad española.
Sin grandes partidos no hay democracia posible. Y cuando uno de ellos, tan importante como el representante del centro derecha español, no termina de ubicarse en el espacio político que le debería ser propio -el centro derecha reformista moderado- deja un hueco, y un vacío político, que jugará indefectiblemente en su contra, lo cual es serio. Pero más grave resulta que también lo hará en contra de sus votantes y de los intereses legítimos que debe defender en España la opción política llamada Partido Popular.
Sigo pensando igual, defendiendo las mismas ideas que me llevaron a la participación activa en la política española: el centrismo liberal reformista y moderado. Si el Partido Popular no puede definitivamente conformar el eje central de ese espacio político, será necesario, con calma, decencia y confianza en el futuro de España, comenzar a trabajar públicamente a favor de esa necesaria alternativa democrática para nuestro sistema parlamentario y para el conjunto de la democracia española.
A ello debe impulsarnos a algunos, entre los que me encuentro, precisamente eso: la decencia inherente a las convicciones democráticas.


Joaquín Calomarde, ex diputado al Congreso, es catedrático y escritor.